Cuaderno de viaje: Corea del Sur – Hongdae
Hongdae es un barrio universitario al noroeste de Seúl, rebosante de cultura alternativa, cafeterías, tiendas trending y gente joven, especialmente los fines de semana.
El ambiente me hizo sentir tan «en casa» que durante mi viaje lo visité en varias ocasiones, pateándolo durante horas y convirtiéndose en mi barrio favorito de la capital. Por eso lo veréis mencionado en varias entradas.
La primera vez que llegué a la estación de Hongik University estuve a punto de darme la vuelta y salir corriendo de allí. Era sábado a mediodía y las calles estaban tan abarrotadas de gente que se hacía difícil avanzar. Había pasado toda la mañana en el National Museum of Korea, al sur junto al río Han, y estaba un poco cansada y hambrienta así que había puesto todas mis esperanzas gastronómicas en Hongdae y esperaba poder descansar por allí.
Tras recobrar fuerzas en el restaurante japonés Kakoi, subí hacia el campus con la firme determinación de encontrar la facultad de Bellas Artes, si es que existía tal cosa. Al subir la primera cuesta, me encontré rodeada de árboles. Los edificios apenas se veían entre las frondosas copas y pensé que sería maravilloso poder estudiar en un sitio tan bonito.
Os aseguro que cuando encontré la facultad me dio un vuelco el corazón con una intensidad casi comparable a la emoción que sentí al vislumbrar un sendero que ascendía por detrás de ambos edificios. Buscando una forma de acceder a aquel sendero, incluso llegué a entrar en el edificio, pero la presencia de un guardia de seguridad me impidió visitar las aulas. Estaba tan emocionada que no me importó y después de varias vueltas más, encontré las escaleras de ascenso. La naturaleza exhuberante que me envolvía casi me hizo perder el aliento. En la cima las espesas copas de los árboles apenas dejaban contemplar la panorámica de la ciudad, pero a pesar de ello me sentía feliz.
Más adelante seguí el camino en descenso hasta que salí a una carretera y desde allí tiré de instinto y sentido de la orientación para volver a la estación de Hongik. Me llevó casi una hora regresar al punto de partida y como premio me regalé un delicioso Bubble Tea.